Bárbara se ofrece a ayudar a Alfonso a decorar su nuevo apartamento y él acepta gustoso. Esta invitación a su casa termina convirtiéndose en la excusa perfecta para que ambos den rienda suelta a sus deseos.
Al día siguiente, Montealegre le cuenta a Bárbara que se piensa postular a un nuevo cargo de la universidad, lo que no se imagina es que ella ha sido elegida por el mismísimo comité de la facultad para apostarle a ese puesto.