La relación de Yolman y Nana cada vez va más enserio, los jóvenes llevan un tiempo considerable de noviazgo y tener que vivir situaciones fuertes juntos los ha unido. Miguel y Mireya, con ayuda de Betty, logran poner un monitor para vigilarlos mientras están solos y escuchan la conversación.
Miguel no soporta lo que hablan y decide que Yolman debe irse la casa, es tarde y los dos tienen que madrugar, no obstante, las cosas no terminan ahí porque él habla con su esposa y le manifiesta lo molesto que está con la relación.