Libardo se sale nuevamente con las suyas enviando a tres mujeres al hotel para que se hagan pasar de monjas y con sus encantos hagan ‘pecar’ a Fermín y Joaquín.
Una denuncia llega hasta la Corporación Hotelera, que manda a un delegado para que inspeccione el hotel donde dicen que ofrecen servicios de motel, y en busca de una prueba los encuentran a ambos ‘jugando’ ligeritos de ropa con las monjas.