Tulia y su familia están preocupadas por el destino de la casa de su abuelita, en donde tiene que pasar una importante vía de la región. Sin embargo, "una Calle no se vara ni en la punta de una vara" y encuentran pronto una solución.
Fabiola invita al enviado del Ministerio de Transporte para demostrarle el valor sentimental que tiene la hacienda para su familia y, al hablar con él, notan que sufre por amor, por lo que deciden llevarle una serenata a su pareja para que así él desista de construir la vía por ese lugar.